Estudié Derecho. La ley fue siempre una pasión para mí. Soñar con un mundo justo, donde el bien triunfara sobre el mal, no me parecía solo una fantasía; quería que fuera una realidad verificable.

El compromiso político llegó de la mano de esta aspiración. Solo en el quehacer político el sueño de justicia llegaría para todos.

Ser Diputada de la AN y tener a mi cargo la representación parlamentaria dentro y fuera del país es mi manera de contribuir a la edificación de un país mejor, en el que los ciudadanos disfruten de una vida mejor y, en consecuencia, dejar un mundo mejor. Y he llevado mi voz de denuncia ante la comunidad internacional desde hace mucho, desde el 2010 cuando todavía el régimen que tiraniza a Venezuela gozaba de una máscara de credibilidad ante el concierto mundial de naciones. Aposté a que sería posible desenmascararlo y eso hago.

Sé que nos espera un futuro de bienestar y paz. También sé que no está siendo, ni será fácil de alcanzar. Todo lo que tiene valor, cuesta. Si cuesta mucho es que vale mucho. Con honestidad, coraje y perseverancia estaremos allí para verlo y Venezuela será el país que necesitamos y merecemos.